A dos tercios del camino y sigo sin sufrir

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marzo 1, 2011
Me siento como si hubiera defraudado a los escépticos que me miran con pena en los ojos. Realmente, 33 prendas no es ni mucho, ni poco. Creo que es un número bastante razonable. Te hace reflexionar en tu forma de utilizar la ropa, te ayuda a apreciar la calidad de esta y a detectar lo que no vale, y a la vez te ofrece suficientes alternativas como para no llamar demasiado la atención. Ahora, no se si esto último es bueno o malo. Mi sueño sigue siendo que el movimiento se extienda en la sociedad. La gran ventaja de un proyecto como el nuestro es que cualquiera puede unirse, ya sea abogada, estudiante, profesor, o cocinero. La gran desventaja es que carece de lo extremo que muchas veces es necesario para llamar la atención en este mundo saturado de publicidad.

Si todos participaran en el proyecto333…

Para combatir el pensamiento paralizador del “Yo solo no puedo cambiar nada” me gusta imaginarme que todo el mundo participa. Así que unete a mi por un momento pensando en como sería esta sociedad si el proyecto333 se extiendiera y llegara a ser un movimiento (el slow food para más modernos):
  • se venderían menos prendas baratas
  • se venderían más prendas de alta calidad
  • los famosos presumirían de utilizar ropa intercambiada con los amigos
  • el derroche de ropa sería mal visto
  • el endeudamiento acumulado durante las rebajas se reduciría drásticamente
  • la frase “no tengo nada para vestirme” recordaría a la “primera década del siglo XXI”
¿Qué otros efectos se podrían dar?

One Response

  1. Bueno, si mal no recuerdo cuando leí las bases del proyecto, el objetivo era aprender pero sin llegar al límite del “sufrimiento” ;). Como ya publiqué en su momento, yo también me siento de la misma manera.

    Pero que sea “tan fácil” también me hace reflexionar hasta qué punto el consumismo está metido en nuestras cabezas, que hace que una gran parte de la sociedad piense que se necesitan cientos de prendas, y con 33 vamos casi sobrados.

    Eso sí, no pierdo la fé. Como dijo Gandhi, si quieres cambiar el mundo, cámbiate a tí mismo. El resto de las cosas ya llegará. O no. Pero lo importante es seguir recorriendo el camino.

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