Los seguidores silenciosos

Written by
abril 28, 2011
Ayer tuve una reunión de trabajo y entre presentaciones y proyectos también salió el proyecto 333. Y en la reunión, un hombre sentado en frente me contó que su mujer también está participando y que le hace la vida imposible con sus ideas minimalistas. Por supuesto que me alegra mucho esta información. Quizás no tanto porque el pobre hombre ahora sufre a causa del número de camisetas colgadas en su armario, pero sí porque parece que hay gente de la cual no teníamos ni idea, participando.

Nunca subestimes hasta donde puede llegar tu idea

Cuándo Courtney empezó el proyecto hace medio año, era una idea personal para llevar una vida más simple. Cuándo lo traduje a la realidad hispanohablante, era un intento de llegar también a la gente que no se auto-determina como minimalistas, ecologistas, alternativas etc. Quería empezar un proyecto para el ciudadano de a pie, para que se pudiera integrar en una vida normal que te lleve a revisar tus hábitos de consumo pero sin que tengas que estar defendiendo siempre tus decisiones. Y me doy cuenta que la idea se está extendiendo. No de forma visible, pero sí paulatinamente. Las personas que participan muchas veces no escriben en blogs, aunque si que comentan y comparten sus ideas. Llegan emails personales, comentarios sueltos, y las quejas de aquellos afectados colaterales, y me encanta! La ejecutiva que quiere intentarlo no se lo dice a sus colegas (para que no la tomen por loca) pero sí que empieza a debatir el tema con sus amigos y sus familiares más cercanos. El estudiante no se lo dice a sus padres, pero invita a sus amigos a intercambiar camisetas antes de ir a la fiesta del barrio. De repente aumenta el número de personas que preguntan por lugares donde se pueda dejar la ropa que ya no se usa, pero que sí sirve todavía. Son cambios a escala pequeña…

Los cambios empiezan con uno mismo…

y luego con la familia y los amigos… La mayoría de las personas que aceptan el reto, lo hacen porque conocen a alguien que también lo ha intentado. Así que es suficiente con que en cada circulo social haya una persona lo suficientemente interesada en revisar sus hábitos de consumo, o que sienta curiosidad por probar algo nuevo, o esté lo suficientemente cansada como para no querer hacer más compras por que sí. Y aunque no lo diga en voz alta, poco a poco la consciencia se divulga, se extiende y llega a más y más gente. Desde fuera casi no se nota, pero tácitamente puede que se esté formando un cambio de consciencia que rechace la obsolescencia programada y defienda un consumo responsable. Y es esta la idea del proyecto: que todo el mundo lo pruebe una vez, saque sus conclusiones y siga con su vida un poco menos consumista y un poco más responsable. — Foto: State Library of South Australia / flickr

No Responses

    Leave a Reply

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *