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proyecto 333 – un mes después del Bosque de las Agujas

[Esta entrada fue publicada inicialmente en El Bosque de las Agujas. Estás invitada a visitarlo y hacerte seguidora.]

Como bien dice el título, he sobrevivido al primer mes del proyecto 333, con una trampa debido al mal tiempo que ha hecho estas dos últimas semanas, y es que, como bien dice el refrán, hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo.

Cuando elegí mis 33 prendas tuve esto en cuenta y elegí un forro polar que me abrigara en casa y un jersey que me abrigara en la calle, además de 4 camisetas de manga larga. Pues lo he usado todo y bastante, e incluso un día tuve que sacar el abrigo de lo alto del armario. Justo al volver de las vacaciones de semana santa hizo un par de semanas primaverales-estivales, pero luego llegó una ola de frío que entró por el este que no veas tú. Quienes me leáis desde España lo sabéis bien, sobre todo si sois de una de esas zonas en las que la nieve se dejó ver.

La verdad es que no esperaba taaaanto frío. De cara al año que viene estoy pensando en variar las fechas, quizá hacer la edición empezando en mayo (mayo-julio; julio-octubre; octubre-febrero; febrero-mayo), quizá así cuadre mejor la ropa con el tiempo atmosférico.

Al margen de este contratiempo imprevisto y de la comunión de mi prima en dos semanas (que también me saltaré el proyecto), por ahora fenomenal. Me he dado cuenta que como camiseta exterior uso casi siempre las dos mismas cuando tengo que trabajar, a ver si a partir de ahora y ya con el tiempo más estabilizado y amable voy variando. Los pantalones rojos me los he puesto una vez, pero creo que esos, de llamativos que son, son para usarlos con cuentagotas. De todas formas, con el resto de pantalones voy sobrada.

En el futuro quiero intentar que toda la ropa que use durante todo el año me quepa en el armario sin tener que rotarla. Pensaré en el número, pero yo creo que doblando la cantidad, 66 prendas, iré más que sobrada para cualquier temporada.

Hasta aquí mi experiencia este primer mes. Ahora quisiera aprovechar para recomendaros un blog casi recién nacido y que promete mucho, ‘hacia una vida sencilla‘. Su autora está también de lleno en el proyecto 333 (ella en su edición de otoño por estar en el hemisferio sur), y que en su último post habla de algo que creo que nos pasa a todos. El objetivo de este proyecto es dejas ir ropa y cosas que no usamos, aprender poco a poco a vivir con menos, a dejar espacio en nuestras vidas para cosas nuevas y no tenerlas ocupadas por cosas innecesarias. Yo fui incapaz de donar la ropa que deseché para el proyecto por miedo al ‘qué pasará dentro de un año’. Todos sabemos cómo está la cosa en España, con el paro aumentado a diario y alcanzando ya una tasa realmente insostenible, pero que parece que es insaciable y quiere seguir comiendo empleos. Pues ese miedo al futuro tan incierto me hizo guardar todo lo que no uso en lo alto del armario. Lo que no me explico aún es por qué no soy capaz de liberar novelas que ya me he leído, que sé que no voy a volver a leer, y que sé que se encuentran en internet para volver a leerlas en cualquier momento. Os invito a reflexionar sobre ‘consumir, acumular y retener’.

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